Para muchos científicos el desayuno es el alimento más importante del día y debe aportar el 20% de la energía diaria que necesitan los escolares. Sin embargo muchos de nuestros niños, adolescentes y jóvenes no desayunan bien. Según la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), el 12% de los menores no desayunan absolutamente nada antes de ir al colegio. El 22% sólo toma un vaso de leche. El 34% desayuna pero de manera insuficiente. Sólo el 30% de los niños desayunan de manera correcta. Es decir, consumen lácteos, cereales y fruta. Un reciente estudio presentado en Barcelona ha detectado una falta de fruta, exceso de bollería y de proteínas animales en el desayuno de los escolares. Estos especialistas advirtieron de que la falta de hierro puede llegar a provocar anemias, cansancio, así como afecta al aprendizaje y al rendimiento escolar de manera importante.
Cifran en una diferencia de rendimiento académico de hasta dos puntos –en escala de diez- por término medio entre los que no desayunan nada y los que desayunan bien. Además, nos recuerdan la insustituible contribución del desayuno a la hora de regular la dieta. Un reciente estudio norteamericano demuestra que los niños que no desayunan correctamente son bastante más propensos a la obesidad. La falta de apetencia y las prisas son las excusas más frecuentes entre los estudiantes y sus familias para no tomar el desayuno. Tal vez estamos camuflando una falta de conciencia acerca de los perjuicios en la salud y en los estudios que acarrea el no desayunar bien. Recordemos que somos los padres los máximos responsables de la educación de nuestros hijos y que, por tanto, somos los principales culpables de que nuestros hijos no desayunen.
Si nuestros hijos se niegan a desayunar, tendremos que tomar medidas. Hay que levantarse antes, contar con quince o veinte minutos para desayunar correctamente, tendremos que ofrecer desayunos atractivos para nuestros hijos. Si no están acostumbrados, tendremos que ir poco a poco ampliando su desayuno. Tendremos que concienciarnos primero nosotros, los padres. Podemos desayunar con ellos para darles ejemplo; siempre que podamos, claro. Tendremos que concienciarlos y motivarlos con creatividad y decisión. Sabemos que no es fácil pero sí muy necesario. Merece la pena. ¿Nos dejas tu comentario al respecto?